El Séptimo Arte pierde éste sentido para convertirse en un pretexto para ir al cine a comer palomitas; gusto reservado sólo para unos cuantos con dinero necesario para el boleto, las golosinas y el transporte; o de lo contrario que vivan cerca de los únicos dos complejos de cines que opera en el estado de Nayarit.
En menos de diez años desaparecieron 29 salas cinematográficas que operaban en todo el estado, a causa del embate económico, el video en casa, la “piratería” y el plasma de grande dimensiones. Tal es la situación que hasta el cine porno operado por el Sindicato de los Cinematografistas (STIC) en la calle Zapata está por cerrar sus puertas. En Tepic opera el único par de conjuntos de salas de proyección, MMCinemas, los restantes 19 municipios se las arreglan con la renta de películas, cable o antena en los lugares hasta donde ha llegado esta tecnología. Los poblados más apartados ocasionalmente son visitados por el cine ambulante.
Antes, el celuloide cumplía una función social: era pretexto para conocer gente, establecer relaciones, salir de la rutina y quizá su objetivo principal y menos perceptible: era instrumento de penetración y “conquista” en las masas. Al menos a Hollywood, la llamada Meca del Cine, le ha funcionado con México y América Latina.
EL RITUAL DE IR AL CINE.
Años atrás, ir al cine era un acontecimiento compartido; generaciones completas se volvieron cinéfilos de corazón; matinée para los chicos, por la tarde para los jóvenes, por la noche para los adultos. Ellos hicieron a los ídolos de la pantalla grande; galanes y estrellas eran motivo de sus sueños más escondidos. Las nuevas generaciones crecen con otros distractores, como el DVD y las PC’s.
El cine tiene el extraño encanto de mezclar la realidad y la fantasía creando mundos paralelos; en el pasado creaban estereotipos y modas, inclusive entre naciones tan distintas como México y Estados Unidos.
Antes de la década de los 80, había al menos un cine en cada cabecera municipal de la entidad, no importaban las incomodidades. En Compostela dominaba la empresa Circuito González, de don Nicolás González; en Ixtlán eran operadores del centro del país.
Uno a uno fueron cerrando, silenciosamente, los más notorios fueron en 1992 al claudicar Operadora de Teatros cerrando los cines Premier, Azcona, Amado Nervo y cine Nayar de Tuxpan. Después correrían la misma suerte los Cinemas insurgentes 84; la Caja Mágica. El último que abrió y no tardó mucho en cerrar fue Cinema San Rafael, en Ciudad del Valle, tuvo mucho éxito, sin embargo no pudo con la competencia de Multimedios (MMCinemas).
UN SINDICATO HUECO.
El Sindicato de Trabajadores de la Industria Cinematográfica(STIC), tiene una larga historia de encuentros y desencuentros por cuestiones de liderazgo y políticas entre dirigentes y agremiados, algunos influyeron en el declive del cine en Nayarit hasta llega a la situación actual. El sus mejores tiempos el STIC reunía a más de 270 trabajadores, ahora representa a unos setenta que laboran en Multimedios.
La década de los 80 será la última de bonanza para el cine en Nayarit, a partir de entonces todo ha sido pérdidas frente a la proyección de películas en la televisión, la aparición de la videocasetera formato Beta, la televisión privada, el cable, las antenas parabólicas. Es entre los años 1981-1983 los trabajadores del STIC llevan a cabo una huelga que duró ocho meses. Con 29 años en el medio, algunos como “cácaro” otros como secretario y luego como dirigente, Humberto Figueroa conoce bien esta historia.
DE CHURROS Y OBRAS DE ARTE.
Muchos recuerdan los días cuando operaban el cine Amado Nervo, Alcazar, Cinema 70, Premier, Insurgentes, Cinemas Ríos; otros recuerdan la primera proyección de Titanic, todo un acontecimiento; las películas de acción y con efectos especiales, aunque las películas mexicanas siempre fueron las predilectas del público, desde Pedro Infante hasta los hermanos Almada, pasando por el cine de ficheras; con historias de bandoleros, narcotraficantes o héroes enmascarados.
La tecnología también impactó a los nayaritas, primero fueron las cintas en 8 milímetros, sin sonido, después el súper 8, seguido de los 16 milímetros (más comercial) y finalmente los 35 milímetros. A las películas nacionales les hacían copias en 16 milímetros, esto hacía que la gente las rentara para exhibiera en sus pueblos, en la zona rural.
Luego llegó el Cinemascop, 70 milímetros. Fue cuando la película abarcaba toda la pantalla; para traducirla a una pantalla normal se tenía que usar un lente llamado, precisamente así, cinesmascop”. La emoción del cine en 3° dimensión fue reservada a unos cuantos en el Cinema Insurgentes. Humberto fue el “cácaro” y “Parásito” fue el gran estreno y acontecimiento porque además tenía efectos especiales; luego verían con lentes especiales “Tiburón” y algunas otras cintas.
EL CINE DEL FUTURO.
El aún joven Séptimo Arte tiene larga vida, seguirá siendo proyectado en salas de cine; en Tepic está anunciada la construcción de un nuevo cine, de los restantes 19 municipios no se sabe nada debido a que el público es escaso. En comparación con otros estados Nayarit está a la zaga, esta situación es reflejo del poco movimiento económico, social y cultural entre sus escasos 900 mil habitantes.
Antes le llamaban “el espectáculo más barato del mundo” –aún cuando en México ya era caro- comparado con el precio del circo o cualquier otro espectáculo popular- quizá por eso el grueso de la población se limita a tener la diversión en la casa, con la televisión.
En lo último que se piensa es en el cine como cultura, porque antes que arte es un negocio que mueve millones de pesos. Los municipios y sus pueblos tienen vida propia y sin embargo se les ha negado el derecho a tener diversiones como el cine.
LOS CINÉFILOS HOY.
Los jóvenes entre los 15 y 20 años ocasionalmente acuden al cine, quizá una vez al mes, cuando les atrae el título y pueden estar con sus amigos “para platicar y echar desmadre”. Lo asocian con gastar. La diferencia entre el cine y la video es que en un domingo pueden ver hasta cinco películas.
Todavía hay quienes asisten por primera vez a los MMCinemas, en plaza Cigarrera o plaza Fórum. Son personas que vienen desde Ixtlán, Acaponeta o Santiago Ixcuintla, lo hacen por conocer, aunque la película no siempre sea de su agrado.
Lo malo de las películas en video es que no hay muchos estrenos “no son los mismos que en el cine”. ¿Se ríe y se llora igual viendo una película aquí que en su casa? para el caso es lo mismo. Contestó Rosa Isela.
Hay quien acude cada quince días, es parte de una distracción aquí en la capital, porque no hay más. El teatro es esporádico. A veces el precio es lo que hace desistir de la aventura de disfrutar una buena cinta. Todavía hay quien piensa que una película en la pantalla grande tiene más “sabor”.Para alguien que asiste con frecuencia es incómodo que los estrenos lleguen con una semana de retraso, o que no lleguen.
Las personas mayores recuerdan el cine Azcona en Tepic, donde podían comprar un Luky (refresco) y palomitas con algunos centavos. Cuando hacer para comprar boletos tenía su gracia. Hay quien recuerda a Tarzan, con Johnny Weissmuller “llamaba mucho la atención por el grito que daba, los clavados y los saltos entre las ramas de los árboles”.
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